Un socio de “Estudio Gottifredi” es colaborador en la obra.
Los países, a lo largo de la historia, han ido levantando sus barreras proteccionistas en pos de un mundo globalizado y sin fronteras comerciales.
En un contexto de mercado globalizado y de libre comercio, algunos países han tratado de aprovechar al máximo las situaciones derivadas de los atributos comparativamente ventajosos que tienen los bienes con los que cuentan para exportar, es decir que basan su potencial en la dotación de los factores de producción tradicionales, en tanto que otros, que cuentan con escasos recursos productivos, han creado sus propias ventajas competitivas basadas en recursos del management y el marketing. Por otra parte, el grado de internacionalización de un país se mide entre otros parámetros por el nivel de globalización económica y social, la migración externa y su apertura cultural hacia otras etnias, usos y costumbres. La relación entre la cultura de un pueblo y su comercio ha estado dada desde la época del trueque.
Si analizamos la historia, notaremos que los pueblos que han tenido una política comercial cerrada o reconcentrada han visto estancar su cultura en proporción con las limitaciones comerciales. En contraposición, cuanto más abierto ha sido un pueblo en su comercio hacia otras regiones, más grandes fueron su expansión cultural y su amplitud de criterio para comprender los cambios que en el mundo se producían, situación que les otorgó un gran poder de adecuación y supervivencia. El comercio no es más que otra de las expresiones de esa relación entre culturas, y no por capricho podemos establecer que actualmente esa relación comercial acontece privilegiando la cultura de las partes compradora y vendedora frente a las cuestiones de política económico-comercial de los Estados comprometidos en el intercambio.
Es por ello que consideramos que, sin despreciar la soberanía de los Estados sobre sus espacios geográficos, y las limitaciones fronterizas con sus disimiles comportamientos acaecidos de sus relativas ubicaciones en el mundo, la globalización privilegia la relación entre culturas en su marcada tendencia a la masificación y, en consecuencia, podemos referirnos en la actualidad a un Comercio Intercultural más que a un comercio internacional o el básico Comercio exterior en el que un Estado envía mercancías a otros, y recibe por ello una contraprestación pecuniaria.
El comercio es ejercido por personas, las empresas son personas unidas por un proyecto común, el éxito o el fracaso dependerán de la habilidad y las destrezas de esas personas en su relación con otras. Todas ellas pertenecen a una cultura y poseen una idiosincrasia diferenciadora que hoy más que nunca el comercio internacional debe respetar, ponderar y considerar