Las elecciones y la racionalidad en economía – Un camino entre el Estado y el mercado – Por Dr. Oscar Palomba

En la economía global estamos asistiendo a un pasaje de las ideologías al pragmatismo. La interacción entre USA, BRICS, UE y China hace que a través de distintas medidas muchas de ellas de corte monetario se influya en el nivel de actividad económica de manera tal de conseguir una relativa estabilidad que permita la mayor ocupación de mano de obra, esto es, tener la menor tasa de desempleo que sea posible en la mayoría de los países. El aliento al consumo, luego de la crisis del 2008, y la reducción de la tasa de interés en desmedro del ahorro hicieron sostener el nivel de actividad y se evitó una recesión de imprevisibles consecuencias.

La  República Argentina hacia fines del año 2007 ya había superado la crisis de los años 2001/2, se encontraba con muy buenos niveles de actividad económica y de reservas, además de una baja tasa de desempleo. En ese momento se pensó en corregir algunos desajustes que aún persistían como los subsidios de los servicios públicos, mantener a raya la inflación, negociar la deuda externa desde una posición más cómoda, etc.

No se hizo. Razones de orden político hicieron que prevaleciera la idea de continuar subsidiando el consumo. Los superávits fiscal y de balanza comercial fueron quienes lo sufrieron y comenzaron a transitar el camino para ir transformándose en deficitarios. El nivel de reservas permitió sostener estas políticas por un tiempo, pero por supuesto con un costo: pérdida del nivel de reservas que fueron disminuyendo año tras año y que hicieron que el gobierno para procurar no perder más reservas comenzara a limitar las importaciones y a limitar también el acceso al mercado de cambios. Este conjunto de medidas “heterodoxas” se completaron con otras como la limitación a las empresas de girar dividendos a sus casas matrices, etc. Para mantener los niveles de consumo se impedía que los altos niveles de inflación se trasladaran al tipo de cambio a efectos de mantener artificialmente bajos los precios de los productos transables internacionalmente pero cuyo aumento de precio hubiese incidido en un incremento del nivel de precios internos, reduciendo así el consumo y afectando el crédito político del gobierno. A este panorama se agrega a partir de 2014 una fuerte caída en el precio de los commodities, lo que agrega una nueva presión sobre el nivel de reservas en razón de la reducción de ingresos que se producen.

Originalidad.

El fenómeno descripto para la República Argentina, con variaciones se aplicó en países de la región como Brasil y Venezuela. Por eso el nuevo análisis no debe descuidar los aspectos geopolíticos. En efecto, los cambios en la región ya comenzaron a producirse en Brasil, donde una brutal devaluación y contracción de la economía se le impuso al gobierno como dato de la realidad al que no pudo escapar. Argentina recibe el impacto de la devaluación de Brasil ya que es el principal destino de sus exportaciones. Argentina está en medio de un proceso electoral que en forma independiente de quien sea el ganador no podrá (ni querrá)

repetir la brutalidad del proceso brasileño, razón por la cual el único interrogante es cual será la forma y los tiempos en que se encaran las reformas a realizarse. A la disputa entre shock y gradualismo, un economista con posibilidades de ser ministro de economía, se refirió a la posibilidad del gradualismo como “hacer pis de chorritos”, para referirse al conjunto de batería de medidas que deberá tomar el próximo gobierno en los primeros meses de su gestión. No caben dudas que una mejora del tipo de cambio real generará un necesario aumento de las exportaciones, junto a una eliminación de las restricciones a las mismas, una gradual liberación de las importaciones cuyo limitante será el nivel de tipo de cambio, y como medida de política económica un acuerdo de precios que limite el impacto inflacionario inmediato de estas medidas. O sea, un camino hacia la racionalidad potenciará las expectativas con su positivo traslado a la inversión y el nivel de actividad.

Venezuela, en medio de una complejísima realidad económica tendrá elecciones en Diciembre.  En 2016 los excesos cometidos por la heterodoxia se estarán encaminando hacia su normalización. A los países que la han practicado les será muy difícil manejarse contra la corriente ya que no contarán con los soportes geopolíticos necesarios. Argentina, con un bajo nivel de endeudamiento externo y con un giro en sus políticas, tiene muchas posibilidades de encarar el año 2016 con un fuerte estímulo a todas sus actividades productivas que serán las que facilitarán el equilibrio y la estabilidad en el mercado de cambios.

Dr. Oscar Palomba

26 octubre 2.015

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